Sobre los 80 millones de euros ha desembolsado en invierno el Chelsea. Un central de futuro, ya contrastado, como David Luiz debe recoger el testigo de John Terry. Posee, como aquel, sobriedad y colocación, pero le suma una salida de balón, un inicio de jugada, del que adolece el veterano capitán blue. En ataque, el fichaje de Fernando Torres se contempla tanto como el relevo, también a medio plazo, de Drogba como un cambio de tendencia en el juego ofensivo, en el que además de contundencia se apueste por calidad. Empieza a cambiar de traje el Chelsea y se aventuran más novedades en verano porque crece la sensación de que Roman Abramovich quiere mutar la personalidad futbolística del equipo.
El obtuso debut de Fernando Torres colocó en primer plano el problema de concepto que atenaza al Chelsea. Lampard, Malouda, Kalou, Essien, Ramires, Mikel, Benayoun o Zhirkov, cada uno en su parcela y con más o menos acierto, son futbolistas de un perfil determinado pero alejado de las necesidades reales de este nuevo Chelsea que empieza a alumbrar. Unos son llegadores, otros recuperadores, otros carrileros, otros destructores… Pero no se adivina, porque ninguno lo es, un organizador, un mariscal, un líder capaz de recibir atrás y conducir con criterio. Falta ese tipo clave que sepa además de leer el juego, interpretarlo. En Stamford Bridge no existe un futbolista hecho y derecho que cumpla esos requisitos y ese es el objetivo prioritario del dueño del club.
En Cobham, la ciudad deportiva del Chelsea, miman con esmero a un crío llamado Josh McEachran, que en tres semanas cumplirá 18 años y que ya ha participado en catorce partidos oficiales del primer equipo. Además de llegador es un organizador de tomo y lomo y los servicios técnicos consideran que tiene los mimbres necesarios para adquirir ese papel... Si es que no se lanza Abramovich a por el fichaje de Cesc Fàbregas, cuyo nombre ya circula por el entorno blue.
La renovación/revolución en el Chelsea comenzó con las salidas de Ballack, Belletti, Carvalho o Deco y puede tener continuidad en un futuro más o menos próximo con Drogba, Ferreira o Anelka. Además se contempla el retorno de Guus Hiddink para ocupar la dirección técnica que dejará en junio Frank Arnessen y un cambio absoluto en la filosofía del club, dirigida a convertir el fútbol directo en otro más elaborado, tomando como ejemplo al Barça, o al Arsenal, pero manteniendo, sino aumentando, el potencial deportivo del equipo.
Hiddink, a quien Abramovich quiere convertir en una especie de tutor del entrenador (siga Ancelotti o sea otro distinto), tendría la misión de dirigir este cambio de filosofía. En Stamford Bridge ya hay dos piezas (David Luiz y Fernando Torres) y faltan otras dos: Un acompañante de primer orden para el madrileño, que podía haber sido Mario Gómez si el Bayern no hubiera rechazado una oferta de 40 millones de euros, y un director de orquesta indiscutible. Y sin pausa se trabaja en ello.
El obtuso debut de Fernando Torres colocó en primer plano el problema de concepto que atenaza al Chelsea. Lampard, Malouda, Kalou, Essien, Ramires, Mikel, Benayoun o Zhirkov, cada uno en su parcela y con más o menos acierto, son futbolistas de un perfil determinado pero alejado de las necesidades reales de este nuevo Chelsea que empieza a alumbrar. Unos son llegadores, otros recuperadores, otros carrileros, otros destructores… Pero no se adivina, porque ninguno lo es, un organizador, un mariscal, un líder capaz de recibir atrás y conducir con criterio. Falta ese tipo clave que sepa además de leer el juego, interpretarlo. En Stamford Bridge no existe un futbolista hecho y derecho que cumpla esos requisitos y ese es el objetivo prioritario del dueño del club.
En Cobham, la ciudad deportiva del Chelsea, miman con esmero a un crío llamado Josh McEachran, que en tres semanas cumplirá 18 años y que ya ha participado en catorce partidos oficiales del primer equipo. Además de llegador es un organizador de tomo y lomo y los servicios técnicos consideran que tiene los mimbres necesarios para adquirir ese papel... Si es que no se lanza Abramovich a por el fichaje de Cesc Fàbregas, cuyo nombre ya circula por el entorno blue.
La renovación/revolución en el Chelsea comenzó con las salidas de Ballack, Belletti, Carvalho o Deco y puede tener continuidad en un futuro más o menos próximo con Drogba, Ferreira o Anelka. Además se contempla el retorno de Guus Hiddink para ocupar la dirección técnica que dejará en junio Frank Arnessen y un cambio absoluto en la filosofía del club, dirigida a convertir el fútbol directo en otro más elaborado, tomando como ejemplo al Barça, o al Arsenal, pero manteniendo, sino aumentando, el potencial deportivo del equipo.
Hiddink, a quien Abramovich quiere convertir en una especie de tutor del entrenador (siga Ancelotti o sea otro distinto), tendría la misión de dirigir este cambio de filosofía. En Stamford Bridge ya hay dos piezas (David Luiz y Fernando Torres) y faltan otras dos: Un acompañante de primer orden para el madrileño, que podía haber sido Mario Gómez si el Bayern no hubiera rechazado una oferta de 40 millones de euros, y un director de orquesta indiscutible. Y sin pausa se trabaja en ello.
Fuente:www.sport.es
Momentos ilusionantes de revolución se esperan en Stamford Bridge, aunque la Champion espera inquietante.
ResponderEliminarChelsea tiene que subir puestos como sea, no le queda otra.
Saludos César !!
Al final de temporada celebrareis algún título ya verás por cierto gran fichaje el de David Luiz eh jejej
ResponderEliminarUn saludo
sii, tu Antonio lo debes conocer mejor que yo,pinta para un gran crack en el futuro. Esperemos que algun titulo se de.
ResponderEliminarMachaco, creo que las fichas apuntaran a la champion sy F.A Cup, aunque nos duela es asi, ojala ocurra un milagro en liga